6/14/2011


Un sorprendente proyecto de Mariátegui

“Labor”: El diario que no fue§

“El diario de Marka” no es el primer diario de izquierda del Perú. Mucho antes de él, del 14 de mayo al 8 de agosto de 1919 se editó en Lima “La Razón”, dirigido por un periodista de 25 años: José Carlos Mariátegui. “La Razón”, que no fue, sin embargo un diario marxista, pudo tener un sucesor, diez años después, en “Labor”, el quincenario que el Amauta publicó en 1928 y 1929. Hoy, interesantísimos documentos han revelado la intención de Mariátegui de transformar ese quincenario en un “diario socialista”.

En su último número, Allpanchis (Cusco, 1980, No. 16), revista publicada por el Instituto de Pastoral Andina, incluye cartas intercambiadas entre José Carlos Mariátegui y Moisés Arroyo Posadas, de mayo a noviembre de 1929. Entre muchos temas fundamentales tratados en esas misivas, se distingue uno claramente: el valor de la prensa en el desarrollo de la conciencia política de las masas trabajadoras.
Para el caso, ello se traducía en el reciente éxito de “Labor”, quincenario de información e ideas”.

La “extensión” de “Amauta”

La cumbre que es “Amauta” ha echado, injustamente, sombras sobre “Labor”. Sin embargo, para Mariátegui, quien dedicó sus últimos años de vida a ambas publicaciones, una y otra tenían funciones distintas, pero complementarias. Así lo dice él mismo en “Labor” (No. 2, 24 de noviembre de 1928, pág. 2):
“Entre nosotros, “Amauta” se orienta cada vez más hacia el tipo de revista de doctrina. “Labor”, que, de una parte es una extensión de la labor de “Amauta”, de otra parte tiende al tipo de periódico de información. Su función no es la misma. Como la información, especialmente en nuestro caso, no puede ser entendida en el estrecho sentido de crónica de sucesos, sino sobre todo, como crónica de ideas. “Labor” tiene respecto a su público, que desea lo más amplio posible –nuestro periódico, quincenario por el momento, semanario apenas su difusión lo consienta, está dirigido a todos los trabajadores manuales e intelectuales -, obligaciones de ilustración integral de las cuestiones y movimientos contemporáneos, que una revista doctrinal desconoce”.
La “revista doctrinal” era “Amauta”. Sin embargo, la publicación de “Labor” no fue regular. Se editaron sólo diez números, entre noviembre de 1928 y setiembre de 1929, y un “Boletín” de dos páginas en agosto de 1929. Empero, el quincenario no se extinguió: lo clausuró Leguia.

Un instrumento de luz

En el primer número de “Labor” (10 de noviembre de 1928, pág. 1), Mariátegui explicaba que “su publicación obedece a instancias de muchos de nuestros amigos de Lima y provincias que quieren que nuestra obra cultural penetre en capas más extensas de público”.
Un año después, ese objetivo se estaba cumpliendo. “Labor” era leído y apoyado –económica y políticamente – no sólo por la clase obrera, sino también por el campesinado. En el número 10 (7 de setiembre de 1929, pág. 1), Mariátegui escribía: “La sección “El Ayllu”, dedicada al campesinado en general, que hemos creado en “Labor”, ha encontrado entusiasta acogida. En algunos valles se han constituido ya núcleos de obreros agrícolas que trabajarán por que “Labor” circule en el proletariado rural de las haciendas, llevando a los más cerrados feudos la voz de la vanguardia proletaria”.
Absoluta verdad. A más de medio siglo de escritas aquellas palabras, unas cartas de la época, pero sólo hoy conocidas, las confirman.
Moisés Arroyo Posadas fue uno de los tantos jóvenes ganados por el Amauta a la causa del marxismo. En 1929 Arroyo se hallaba en Jauja (departamento de Junín), su ciudad natal.
En el campesinado pobre y comunero de la zona hacía un intenso trabajo de organización política y sindical.
Sobre esta experiencia y la utilidad de “Labor”, Arroyo escribió a Mariátegui el 26 de mayo de 1929 (las siguientes transcripciones han sido tomadas de Allpanchis, No. 16, con autorización de su director, Alberto Flores Galindo):
“Hay algunos pueblos de indios, como los de Andamarca (a tres leguas de Jauja), que comprenden su posición dentro de la nacionalidad. He tenido oportunidad de hablar con ellos sobre sus propios problemas. (...). El sufrimiento les ha hecho ver la propia realidad. Les he ofrecido las páginas de “Labor” para denunciar los abusos que se cometen con ellos. Sus autoridades son frailes inescrupulosos como los de Jauja. Creo que sería de gran eficacia para la difusión de “Labor” el que dedicáramos una página a los cc. Indios comuneros; así la sentirían suya, porque su mayor orgullo es ser “comuneros” en oposición a “operario” o “gente de hacienda”, lo que es denigrante para ellos. Esta página los comuneros la dedicaríamos a noticias de las diversas comunidades del Perú; prácticamente sería el “Boletín de Defensa Indígena” que se publicaba en “Amauta” (...)”.
Las noticias de Arroyo fueron respondidas por Mariátegui, mediante carta del 5 de junio de 1929. En ella revela sus proyectos:
“Acojo con simpatía y adhesión su iniciativa para crear en “Labor” una página dedicada a los comuneros indígenas. Nuestra idea es contribuir a la organización de un pequeño periódico destinado expresamente al campesinado indígena. Se llamaría “El Ayllu”. Pero mientras ese proyecto toma cuerpo, la página de “Labor” que Ud. Sugiere, llenaría la misma función. Esperamos la respuesta de otro núcleo de simpatizantes encargados de organizar la difusión de “Labor” para continuar puntualmente la publicación de nuestro quincenario, en el que debemos ver el germen de un futuro diario socialista”.
“Labor” había interrumpido su salida desde el 1°. de mayo. Semanas después, en la posdata de una carta fechada el 20 de julio de 1929, Mariátegui insiste en sus propuestas a Arroyo: “Preparen material para “Labor”, que reanudará su publicación el 15 de agosto para seguirse publicando regularmente todas las quincenas. Nos interesa sobremanera su sección “El Ayllu”.
Sin embargo, “Labor” sólo editaría dos números más: el 18 de agosto y el 7 de setiembre de 1929.

Las “acotaciones de la realidad”

El 9 de setiembre de ese año Mariátegui vuelve a dirigir una misiva a Arroyo, y en ella anuncia valiosas guías para el periodismo revolucionario: “Enviaré para “Voz del Obrero” la colaboración que se me solicita. Es necesario que ustedes orienten lo mejor posible ese periódico. Hay que ser más concretos en las tribunas de clase. Sería muy interesante que se acotase, con observaciones de la realidad local, nuestro esquema de tesis sobre el problema indígena. (...). Hay que trabajar incansablemente por propagar y sostener nuestro quincenario, cada vez más cerca del sentimiento y reivindicaciones de las masas. No se debe cambiar una palabra con un obrero o campesino, sin recordarle la voz de orden: propaga “Labor”, ayuda a “Labor”.
El quincenario había recuperado su periodicidad. Fueron efectivos los llamados que el Amauta hizo a través de sus páginas, para que los deudores remitiesen sus pagos atrasados. Sindicatos y organizaciones campesinas remitían contribuciones monetarias y multiplicaban la difusión de “Labor” de manera desinteresada. “Labor” ya era, pues, un peligro para el Oncenio leguiista, que entraba en su declive.
Cuando estaba preparando el número 11, el gobierno ordenó su clausura, el 17 de setiembre de 1929. El número 10, del 7 de setiembre, había incluido en su sección “El Ayllu”, una nota sobre la comunidad campesina de Pacán, donde activaba Moisés Arroyo. Enterado de la clausura, Arroyo escribió a Mariátegui una carta, el 29 de setiembre, En ella le decía: “La supresión de “Labor” estaba descontada. El escenario de nuestro continente nos señala el mismo proceso. Las agrupaciones proletarias simpatizantes de “Labor”, que por supuesto no están en la ciudad de Jauja, sino en sus distritos, se preparan a presentar sus concilitudes a los del poder para que permitan la continuación de nuestro órgano defensor. Les ayudaré en sus gestiones en todo lo que esté a mi alcance. Ayer han circulado en Jauja unos volantes con transcripciones de los escritos que publicó “Labor” sobre la expoliación del gamonalismo clerical en contra de los comunarios de Pacán. Ha reinado pánico en los sectores clericales que forman el 99% de la población de Jauja. Se veían en las paredes colocados esos volantes de gran tamaño y con gruesos caracteres. (...). “Labor” en esta región va adentrando en las masas poco a poco. Con su suspensión veremos si realmente hay solidaridad con él de parte de los campesinos”.
La solidaridad llegó, y no sólo del campesino. Organizaciones laborales de todo el país, intelectuales peruanos y extranjeros, protestaron contra el atropello. Pero la dictadura de Leguia no dio marcha atrás. Ganado por otras tareas también urgentes, acosado por sus crisis de enfermedad, Mariátegui pospuso su proyecto de reeditar “Labor” y de hacer de él un diario. Meses después, el sueño sería ya imposible. El Amauta preparaba un viaje a la  Argentina, en busca de ambiente más propicio para su actividad política e intelectual. Desde la clausura de “Labor”, su domicilio era vigilado constantemente.
La muerte truncó todos los planes. El 16 de abril de 1930, José Carlos Mariátegui moría. Con él, la posibilidad de que en nuestro país se editase “un diario socialista”.
Pero “morir” es un decir. Mariátegui hoy está presente como hace medio siglo, y el Perú tiene ya un diario socialista.


§ Publicado en MARKA, revista de actualidad y análisis, el 29 de Enero de 1981, pp 20 –21.