6/14/2011


EL  NACIENTE MOVIMIENTO SINDICAL CLASISTA EN CHICLAYO (1930 –1932): LUCHA DE CLASES EN CAYALTI
Luis Alberto Rivera Herrera¨

“El movimiento clasista, entre nosotros, es aun muy incipiente, muy limitado, para que pensemos en fraccionarlo y escindirle. Antes de que llegue la hora, inevitable acaso, de una división, nos corresponde realizar mucha obra común, mucha labor solidaria. Tenemos que emprender juntos muchas largas jornadas. Nos toca, por ejemplo, suscitar en la mayoría del proletariado peruano, conciencia de clase y sentimiento de clase.”
(Mariátegui  José Carlos: 1973)


INTRODUCCION


El presente trabajo analiza la dinámica de la lucha de clases (1) en los años 1930 – 1932, cuando el movimiento sindical clasista chiclayano con clara influencia ideológica marxista, hizo su aparición al interior del movimiento popular, enfrentando a un régimen militar que tras la caída de Leguia (1919 –1930), inició una política represiva frente al naciente movimiento sindical clasista en el norte del Perú, y que representaba los intereses de la vieja oligarquía, que durante el régimen del oncenio había sido desplazada de su calidad de dominante absoluta del poder para pasar a compartirla en calidad de subordinada,  con respecto al sector que fue apoyo político en el ejecutivo para Augusto B. Leguía, facción de clase dominante muy relacionado con el capitalismo norteamericano.
La política represiva implementada por el régimen militar (Tercer Militarismo) buscó frenar cualquier intento de cuestionamiento al modelo económico social, que los militares se encargarían de defender, privilegiando en el poder a los grupos dominantes relacionados con el latifundismo, los gamonales y los sectores del partido civilista.
La primera mitad  del siglo XX en el desarrollo del proceso histórico peruano presentó una gran dinámica de movimientos sociales, teniendo como representantes mas destacados al movimiento obrero (2) y el movimiento campesino, los cuales no sólo cuestionaron el modelo económico sino incluso esbozaron proyectos alternos y jugaron un papel gravitante en la dinámica de luchas sociales frente a los grupos de poder. Estas clases por sus demandas sociales, se constituyeron en los sectores progresistas por su apuesta a un modelo diferente y en beneficio de las amplias mayorías del país.
Las primeras décadas  del siglo XX en la historia del Perú, marcan el tránsito de la dependencia del  capitalismo inglés hacia el norteamericano. A fines de la segunda década del siglo XX, nuestro país ingresó dentro una coyuntura de crisis internacional (3), conocido como el Crack del 29, produciéndose en el ámbito interno no sólo un conjunto de protestas de los sectores populares sino el inicio de una coyuntura que ha sido caracterizada como de revolucionaria.
Dentro de este contexto analizaremos el proceso de conformación y desarrollo de un movimiento sindical clasista dentro del seno del movimiento obrero, el cual transitó desde un periodo influenciado por el anarquismo (inicios del siglo XX) hasta la adopción de una conciencia de clase en el nivel del “para si” (4), es decir la adopción  de un programa y una ideología que sirvió para la elaboración de un programa político, teniendo al movimiento obrero como sector dirigente del movimiento de masas.
Una resultante del  proceso de adopción de conciencia en el nivel del “para sí” al interior del movimiento obrero, fue la conformación del Partido Comunista del Perú en 1928 (5), cuyo objetivo fue la dirección del movimiento de masas en el Perú y la conformación de un programa que tuvo en el proletario al sector dirigente, planteamiento esbozado en el programa del partido (6), delineado por José Carlos Mariátegui.
El movimiento sindical clasista en Chiclayo bajo este contexto sufrió los embates de la crisis y dentro de un nuevo escenario de lucha de clases buscó enfrentar a los grupos dominantes del país con acciones concretas; sindicatos, huelgas y demandas de sus derechos, iniciando un proceso de lucha que tenia ya sus antecedentes desde la fundación de “Amauta” (7), cuando en Chiclayo se organizó un grupo de simpatizantes intelectuales y trabajadores, los cuales mantenían una relación estrecha con José Carlos Mariátegui.
Esta presencia concreta de cuadros comunistas al interior del movimiento obrero en Chiclayo, tuvo un objetivo, la organización  del movimiento sindical clasista, entre los años 1930 – 1932.
El presente trabajo analiza al denominado movimiento sindical clasista en el departamento de Lambayeque, en la provincia de Chiclayo, en el contexto de fines de la década del veinte del siglo pasado y durante la coyuntura de reacomodo de los sectores dominantes en el país producto del vacío de poder ocasionado tras la caída del régimen de Leguia.
El análisis de este periodo fue posible gracias al importante trabajo que hizo Huertas Vallejos (1974), quien recopiló gran cantidad de  material documental (cartas recortes periodísticos, telegramas etc.) en su estudio titulado “Capital Burocrático y Luchas Sociales  en el Sector Agrario”, importante aporte para el estudio de la historia social de esta parte de nuestro país.


I.              ALGUNAS PRECISIONES TEÓRICAS SOBRE EL MOVIMIENTO OBRERO.
“La neutralidad de las Ciencias Histórica - Sociales, en una sociedad signada por la lucha necesaria de intereses es una ficción” (E. Morote 1983:9)

Todo estudio científico parte de presupuestos teóricos necesarios, en ese sentido en las ciencias sociales asumimos la teoría de análisis que enfoca la totalidad social como “un todo estructurado y dialéctico, en el cual puede ser comprendido racionalmente cualquier hecho (clase de hechos, conjunto de hechos) estructurados del todo” (Kosic Karel 1967:55-56). De esta manera el análisis de la realidad como totalidad concreta se constituye en el estudio del proceso de las relaciones sociales de los hombres, articulados en cada tiempo histórico (Lazo Carlos: 2005).
Entendemos el movimiento social como la “manifestación de la lucha de clases, producto de las contradicciones generadas en el interior de la sociedad por los intereses enfrentados de las clases y/o grupos que las conforman,... comprende no sólo las luchas reivindicativas de las mayorías populares sino también los mecanismos desplegados por el sector dominante- dirigente para controlar a dichas mayorías, con el fin de asegurar y mantener su posición” (Vivanco Carmen 1983:2). Enfoque que desde la perspectiva de la totalidad social visualiza ha “la contradicción” como un elemento inherente al proceso histórico, expresado en la lucha de clases (8).
Para nuestro estudio asumimos el concepto de clase social (9) como los grupos de hombres ubicados al interior de la estructura social por el lugar que ocupan en el proceso productivo, unos como dueños de los elementos para producir (los poseyentes) y otros que carecen de ellos (los no poseyentes) cuya contradicción dinamiza el proceso histórico y constituye el motor que genera el desarrollo histórico.
Sobre “el ser” en concreto materia de análisis, es decir el proletario u obrero, Manuel Tuñon de Lara (1985) lo define como “...aquella persona que vende su fuerza de trabajo a otra, llamada capitalista, que posee los medios de producción y que es también dueña de los bienes de producción”.
 Finalmente el movimiento obrero será definido como la “.....actividad y una toma de conciencia de la condición social,.. es el acto de asociarse los obreros, temporal o permanentemente, con fines profesionales o también políticos, pero siempre en función de su naturaleza obrera”. Tuñon de Lara (1985).
Actualmente el llamado proceso de “derechización de las ciencias sociales” y la “historia revisionista (10)” (Fontana 1992, Cantor 1999), constituyen productos de la hegemonía de una ideología y conciencia social dominante (la neoliberal), en su expresión mas burda - la posmodernidad-  la cual ha  cuestionado el carácter de ciencia de la historia, recurriendo a postulados del siglo XIX y trasnochadas teorías ya superadas por la ciencia y la historia misma (carácter científico, objetividad, verdad, etc).
Supuestos cuestionamientos que evidenciarían  una “crisis” en la historia; sin embargo la crisis, seria por parte de la historiografía y la visión de la historia oficial o dominante, que recurre ha debates ya trasnochados, y  que hoy se presentan como  “novísimos”.
  Al respecto Kon (1962) nos mencionó: “ Si se rechaza la idea del carácter objetivo y sujeto a leyes del desarrollo social, al mismo tiempo se destruye el concepto de la unidad de la historia mundial y la idea del progreso, ya que nada tiene que hacer allí donde reina el caos y la casualidad. En cuanto un proceso histórico deja de ser un proceso objetivo, natural, tampoco pueden convertirse en un movimiento histórico objetivo, y la ciencia de la historia se vuelve imposible...” (Kon. I. 1962:20). Enunciado que pone de manifiesto las verdaderas razones  por las cuales la historia oficial de los grupos dominantes cuestiona las leyes y la objetividad en la historia; y que sólo responde a los interese de los grupos de poder, quienes pretenden alejar a los hombres de la reflexión y el análisis de sus problemas concretos.
Este enunciado no implica desconocer los nuevos aportes en la historiografía y nuevos temas que ingresan y enriquecen la temática de análisis de la historia, sino advierte que sus temas y análisis deben ser elaborados  con la rigurosidad del método científico  y una teoría de conocimiento científica.
De esta manera la conciencia social dominante (neoliberal) y una de sus expresiones ideológicas, la posmodernidad, pretende legitimar una visión del proceso histórico en el cual se renuncia  “... por completo a ese aguijoncito que impulsa al hombre a buscar los fundamentos últimos de todo quehacer histórico, una renuncia, por asi decirlo, a la historia total, una sustitución de la historia por el relato” (Canales 2005:8)
El presente estudio se enmarca dentro de la llamada historia social disciplina de la historia que  no sólo descubre  la estructura de clases sociales, su dinámica y proceso histórico, sino también pone de manifiesto los mecanismos envolventes o movilizaciones de control social empleados por los grupos dominantes y las respuestas de los sectores dominados a fin de salvaguardar su elemental existencia (Lazo 1980:11).
Bajo esta perspectiva intentaremos analizar al movimiento sindical clasista obrero en Lambayeque en los años 1930 – 1932, periodo caracterizado no sólo por la coyuntura de crisis por la que atravesaba nuestro país sino las formas de lucha y organización del naciente movimiento sindical clasista en  Chiclayo.

II.            CONTEXTO ECONOMICO SOCIAL DEL PERU:1900 –1935

A inicios del siglo XX en el Perú se produjo no sólo cambios en la esfera económica, traslado de la dependencia del capital británico al norteamericano (11), sino también en el ámbito social con el ascenso de un activo movimiento obrero y sus luchas sociales por reivindicaciones inmediatas (aumentos de sueldo, mejoras laborales etc.).
 La primera guerra imperialista del siglo XX trajo como consecuencia el incremento en la producción de productos como “...el azúcar, el algodón, el cobre, el petróleo, las lanas, y la plata, siendo los tres primeros los mas importantes” (Bonilla 2006:908) dentro de los característicos del comercio exportador peruano de esos años (12).
El ascenso de Augusto B. Leguia al poder en 1919 en un gobierno conocido como “La Patria Nueva” trajó la emergencia de nuevos actores políticos, esto debido a que en los primeros años de su mandato “....se produce un acercamiento entre universitarios y los obreros a través de las Universidades Populares... en el ámbito político se produce la presencia de personalidades que elaboran planteamientos políticos y dinamizan  las organizaciones político – partidarias” (Cáceres Olazo J. 200: pp 59 – 60).
Este acercamiento del régimen con los sectores progresistas (obreros, campesinos, clases medias emergentes)  perseguía obtener apoyo social para poder enfrentar a la oligarquía terrateniente y lograr implementar una política  que subordine a las clases oligárquico – gamonales  y de esta manera se pueda imponer un modelo que responda a los intereses del sector social que lo apoyaba  y al que representaba.
Consolidado su poder al haber impuesto su modelo político económico y contando con el apoyo de los sectores populares inició la implementación de un sistema de gobierno  de carácter autoritario que  “...promulgó las leyes de Conscripción  Vial y de Vagancia con el fin de mediatizar la capacidad de organización de los sectores populares y, facilitar el ingreso del capital mercantil a cuyo amparo se produjeron una serie de abusos de los sectores dominantes, para reprimir e impedir la organización de los sectores populares” ( Cáceres Olazo 2000:60).
En respuesta a la implementación de este modelo paternalista y centralista  se dinamizó en la sierra sur un gran movimiento social conocido con el nombre de la  “Gran Sublevación de 1920 –1924”, que tuvo por causas: “...la expansión de la gran propiedad en forma de haciendas tradicionales, por consiguiente los gamonales, unido a la presencia de un gobierno centralista y autoritario que desplazó del poder a la oligarquía terrateniente y los gamonales, generando un vacío de poder que facilitó las acciones campesinas” ( Cáceres Olazo J.2000: 71).
Este vacío de poder fue propicio para la emergencia de movimientos sociales organizados que no visualizan otro momento más oportuno para defender sus intereses de clase y lograr algunas conquistas sociales a sus demandas.
La coyuntura de crisis internacional  al producirse el denominado Crack de 1929 y sus repercusiones en el Perú, tuvieron entre sus características más importantes el cierre del crédito internacional, de inversiones y mercados lo cual agudizó el proceso de crisis terminal del gobierno de Augusto B. Leguia (que en el ámbito interno ya evidenciaba un proceso de descomposición  y de descontento social), amenazando con desencadenar un movimiento de masas que cuestionara no sólo el régimen político sino el mismo modelo económico social y pusiera en peligro al grupo social dominante en el país.
Frente a este inminente peligro los sectores sociales  dominantes relacionados al gamonalismo y al partido civilista avalaran el levantamiento de  Arequipa el 22 de agosto de 1930 dirigido por el Comandante Luis Sánchez Cerro y que marcaba el fin del régimen de Leguia, quien renunció días después (25 de agosto).



III.           LAS LUCHAS DE CLASES EN EL NORTE DEL PERU: EL NACIENTE MOVIMIENTO SINDICAL CLASISTA CHICLAYANO (1930 – 1932)
“Porque la gran importancia de toda crisis consiste en que pone al descubierto lo oculto, deja a un lado lo convencional, lo superficial y mezquino, barre la escoria política y revela los verdaderos resortes de la lucha de clases que se libra en realidad”
(Lenin V. 1960: 81)
El presente estudio del movimiento social en el  norte peruano, será analizado apartir de  la dinámica de lucha de clases desarrollada en Chiclayo, en el contexto nacional de crisis por la que atravesaba el país, producto de  la coyuntura internacional, los efectos en nuestra economía y el surgimiento de un movimiento de masas que empezó ha  cuestionar no sólo el régimen político sino el mismo sistema político dominante.
Este periodo está caracterizado por la fundación del partido del proletariado peruano (PCP), y las ideas y aportes de José Carlos Mariátegui para quien  el proletariado “sin mas ideal que la reducción de las horas de trabajo y el aumento de los centavos del salario, no será nunca capaz de una gran empresa  histórica”. (Mariátegui 1969: 111).
El naciente movimiento sindical clasista influenciado en el pensamiento marxista encabezó las luchas sociales en esta coyuntura, dejando atrás al movimiento anarquista (13) que en los inicios del siglo XX tuvo un papel protagónico.
La base documental utilizada para el estudio de esta coyuntura ha sido factible gracias al estudio realizado por Huertas Vallejos quien el año 1974 publicó con el auspicio del Seminario de Historia Rural Andina el texto titulado “Capital Burocrático y Lucha de Clases en el Sector Agrario. Lambayeque, Perú, 1920 – 1950”. Importante trabajo donde recopiló en palabras de Pablo Macera importante documentación de “...bibliotecas, notarias y periódicos de Lambayeque, la región, junto con los valles de Trujillo, donde mayor desarrollo ha tenido la industria azucarera peruana en los últimos cien años” (Huertas 1974:1). Destacado análisis sobre la historia social de Chiclayo, donde se refleja claramente el desarrollo y la lucha de diversos sectores sociales, y su apuesta por un futuro diferente; este trabajo, por tanto, se constituye en un libro de lectura obligatoria para quien pretenda acercarse al movimiento social durante los años 1920 a 1950.


A.   LOS MECANISMOS DE CONTROL SOCIAL DE LA ÉLITE DOMINANTE EN CAYALTI (1930 – 1932)
Denominamos mecanismos de control social al conjunto de instrumentos coactivos y coercitivos empleados por los sectores dominantes en su afán de legitimar su control y dominio, haciendo racional los sistemas de  explotación y legitiminando una visión del proceso histórico acorde con sus intereses de clase.
La década del 20 (1920 –1930) marcó el tránsito en el plano ideológico de la hegemonía anarquista (14) hacia el auge del pensamiento marxista, en medio de una coyuntura de crisis político social que nuestro país vivía.
Las ideas marxistas, calaban en la población haciendo que el proletariado tendiera ha organizarse en sindicatos y organizaciones de obreros con clara influencia clasista (15),  donde el obrero empezó a reconocerse no sólo como clase social diferente a la explotadora, sino también como la llamada a realizar el cambio social.
La hacienda de Cayaltí (propiedad de la familia Aspíllaga) (16),  Pucalá, Pátapo, etc. ejemplifican la forma cómo el proletariado en el norte peruano empezó a tomar conciencia de su papel al interior del proceso histórico peruano e influenciado por las ideas marxistas comenzó a organizarse en la defensa de sus derechos.
Chiclayo se caracterizó por la propiedad de las haciendas cañeras monopolizadas por unas cuantas familias como  miembros connotados de la clase dominante hacendataria de Chiclayo, este era el caso de la hacienda Cayaltí.
El análisis de los mecanismos de control social esgrimido por los sectores dominantes de la hacienda Cayaltí en contra de los sectores dominados, servirá para poder analizar otras haciendas contemporáneas a Cayaltí y poner en evidencia los métodos y formas que emplearon estos hacendados para desarticular y reprimir a los sectores obreros que empezaban a organizarse.
Hacia inicios de la década del 20 los obreros de Cayaltí, ponen de manifiesto la necesidad de organizarse para resolver problemas concretos propios de su quehacer cotidiano y la crisis económica en la cual se encuentran, esta actitud se pone de manifiesto cuando  presentan una carta donde intentan la creación de una “Sociedad de Auxilios Mutuos” hacia octubre de 1921, conformada por sólo por peones sino también por vigilantes mayordomos y contratistas de la hacienda, y para lo cual formaron una comisión presidida por David Sánchez Infante que buscó el reconocimiento oficial de la hacienda Cayaltí, sin embargo este acto será visualizado como una forma de organización que podría tender a convertirse en focos de organización de los obreros y canal de reclamos ante los grupos de poder, debido a ello los sectores dominantes mencionarían: “...de ninguna manera y por ningún motivo alguno debemos consentir o permitir sociedades, instituciones, clubs de la Hda. que se tiene el peligro que se conviertan en foco de intrigantes pretenciosos y elementos desordenados agitadores perniciosos” ( Carta del Gerente desde Lima al administrador de Cayaltí, del 26 –XII –1921). (17)
Esta política de la hacienda  de no permitir las organizaciones de sus obreros respondió a una maniobra por parte de los grupos de poder en Cayaltí, por el temor que pudieran posteriormente convertirse en organizaciones representativas o a través de las cuales los obreros se agruparan y articularan demandas, temor reflejado en la misma carta cuando se refiere que en el valle de Chicama (Trujillo) se habían constituido organizaciones análogas y que habían traído para los grupos de poder de la zona “desordenes y alzamientos”.
Uno de los mecanismos mas generalizado fue el represor, consistente en el uso de la fuerza policial y de autoridades asequibles a su poder político para poder ubicar, detectar y erradicar a los supuestos “instigadores” de malas ideas o “personajes dañinos a la tranquilidad del pueblo”,  otra modalidad de movilización social muy frecuente  fue, la expulsión de la hacienda, por la cual los individuos señalados como responsables de atentar contra el orden y tranquilidad eran obligados por la fuerza a abandonar la hacienda.
Esta forma represiva la podemos visualizar cuando en el intento de huelga en Cayaltí el 03 –X – 1923, los obreros del trapiche pararon el trabajo pidiendo a los otros obreros que dejaran de trabajar; luego su representante David Soto se entrevista con el administrador de la hacienda pidiendo mejoras laborales, ante lo cual se les coacciona a seguir trabajando; siendo luego expulsados los dirigentes de la hacienda, este mecanismo de expulsión se refleja cuando el administrador de Cayaltí menciona: “No puedo explicarme a la obra de la maldad de estos canallas lo que han pretendido hacer estos sujetos, pero han visto y han sentido el peso muy fuerte y enérgico de nuestro carácter y energía y todo marcha ahora sin novedad pero tengo que continuar la limpieza de gente en el Ingenio...”. (Ibid)
Pero no sólo se expulsaba a los directamente implicados sino se iniciaba en palabras del administrador “ una limpieza” que era la expulsión de cualquier cómplice de los líderes, este sistema represor llegaba al extremo de utilizando el poder político y las relaciones con la prefectura y la  policía, llegando a expulsar a los implicados fuera del departamento e “indisponerlos”  para que no sean recibidos por ninguna hacienda ha manera de escarmiento, pero que en el fondo respondía al sistema de defensa del statu quo y de su sistema de explotación que empezaba a visualizar a aquellos que buscaban enfrentarlo como sujetos a castigos ejemplificadores “ Hay aún otros más entre ellos un hijo de Incio el que estuvo en la huerta y un Melacio, antiguo vigilante,.... Carlos Espinoza y Cecilio Corrales (autores del anónimo) los dos gentes de afuera y con corta estancia en la hacienda, van recomendados al Prefecto Sr. Velarde la Barreda, quien esta interesado en expulsar del departamento a toda esta  gente que viene a sembrar malas ideas y lo mismo haré con los que expulse después y ya encontraré la forma discreta para que ninguna otra hacienda del departamento encuentren trabajo y asi estén merecidamente castigados” ( Carta del Administrador de Cayaltí al gerente de Negociación en Lima, del 8 –X- 1923) (18)
Entre los mecanismos de control por parte de los grupos dominantes Huertas Vallejos (1974:186) identificó acciones y medidas contraofensivas a fin de evitar el avance del movimiento sindical clasista al respecto menciona  “...los Aspíllaga plantean lo siguiente: 1) Uso adecuado de medios de difusión (periódicos), 2)evitar a personas extrañas  en la entrada  la hacienda, y un rígido control dentro de esta,3) Programar un campeonato de fútbol con participación de los diversos sectores de la hacienda – campo, fábrica, factoría, etc.”. (Huertas 1974:186)
Estas acciones conducentes a frenar el avance del movimiento sindical clasista en Chiclayo y específicamente en Cayaltí, obedecían al interés del sector dominante por medio del cual buscaban remediar y frenar para el primer caso un órgano de prensa obrero que había jugado un importante papel difundiendo ideas y lanzando pronunciamientos, este periódico era “El Trabajador” el cual había dinamizado el movimiento social y era vocero de los logros y luchas de otras haciendas como Zaña. La Viña, Pátapo, etc).
El segundo punto referente a la prohibición de personas extrañas en la hacienda es la respuesta al ingreso de “ideas extrañas” o comunistas, que contaminarían (según la visión de los grupos de poder) a los obreros. Los individuos sindicados como extraños a las haciendas provenían en su mayoría de Chiclayo foco de irradiación de las ideas comunistas.
El  tercer punto referente a “a organización de campeonatos de fútbol” obedecía al interés por interrelacionar las clases dominantes y dominadas, en una aparente igualdad e interacción entre estas, escondiendo la jerarquización cotidiana y las relaciones de explotación entre ellas con el objetivo de mantener la imagen de tranquilidad en la hacienda.
Hacia el año 1931 bajo un contexto nacional de crisis, acontecimientos como la caída de Augusto B Leguia y el inicio de un régimen militar que iniciaba un proceso de represión a los sectores sociales organizados con el apoyo de los grupos de poder del país. La región del norte peruano específicamente Chiclayo también se sumía en una crisis producto de la efervescencia social y los primeros brotes y claras muestras de la naciente organización sindical clasista.
 Para enfrentar la convulsión social los grupos de poder de Chiclayo iniciaron una respuesta represiva que no sólo se focalizó en sus áreas de dominio sino ante un nuevo contexto en donde su clase peligraba, buscaron estrechar sus relaciones con otros grupos de poder para salvaguardar su posición, una muestra de ello, lo tenemos cuando desde Cayaltí Ismael Aspíllaga ( 23 – VI –1931) expresaba a la Gerencia de Lima: “Se están haciendo listas especiales  en todas las haciendas con cargo de reciprocidad para poner al margen a todo mal elemento como ya nos mando también Casa Grande, Roma y Sansal” ( Huertas 1974: 190)
Agudizada las contradicciones sociales los grupos dominantes inician un proceso de represión para intentar frenar la creciente movilización del sector sindical clasista en Chiclayo, al respecto desde Cayaltí ( 1- VIII- 1931) se expresaba “... el estado de agitación que vive el país y la mala propaganda que desgraciadamente no se combate con energía necesaria debemos redoblar el control y la vigilancia de la gente extraña que pueda entrar en Cayaltí...debemos controlar y evitar a toda costa la entrada y circulación en la hacienda del panfleto El Trabajador mientras se hacen gestiones necesarias para que expulsen a los sujetos Arbulu Miranda y Cabrejos Davila, redactores de esa hoja y sindicados como principales propagandistas comunistas del departamento... hay temores de un paro general en el departamento” (Huertas 1974:195)
Esta comunicación refleja el crítico momento para los grupos dominantes en el área, la proliferación entre los sectores dominados de lo que denominan “panfleto”, refleja la aparición de un órgano de prensa del naciente movimiento sindical clasista, que siguiendo los preceptos de Mariátegui buscaba que : “el proletariado debe tener la suya (prensa), que es la única que podrá defender sus interés, denunciar los abusos que con los trabajadores se comete y servirá como el mejor medio, por hoy, de hacer propaganda de organización” (Mariátegui 1971:121).
Luego de los sucesos de 1931 se produjo una gran represión contra el movimiento sindical clasista, sin embargo a pesar de la actitud represora del estado con detenciones y expulsiones de obreros y líderes sindicales. En Cayaltí al año siguiente los miembros de las clases sociales dominantes mencionaban: “Aquí se están moviendo algunos elementos, con pasquines etc, para celebrar el primer aniversario dicen ellos de la masacre de Chiclayo por las huelgas del año pasado (Huertas 1974: 200).





B.   EL NACIENTE MOVIMIENTO SINDICAL CLASISTA EN CHICLAYO:  CAYALTI (1930 – 1932)
La lucha del proletariado chiclayano data de años antes de la coyuntura revolucionaria del año 31, al respecto debemos señalar que: “ Los primeros  en implantar en este departamento la jornada de ocho horas entre empleados y obreros son: Las empresas ferroviarias de Etén, Pimentel, y las haciendas Pomalca, y Tumán, siendo de esperarse que la prefectura envié circulares y se publique por bandos en todos los pueblos de su jurisdicción este decreto gubernativo ( Diario El Tiempo, Chiclayo, 22 – I - 1919) (19)
Antes del siglo XX el naciente proletariado en su afán de hacer frente a sus problemas económicos y sociales concretos había conformado un grupo de organizaciones con las cuales lograban hacer frente a la explotación, asi surgieron: El Centro de Solidaridad Obrera (1883), Sociedad Amantes de las Artes de Chiclayo (1887), Sociedad Obreros de la Unión (1887), etc (20).
Hacia 1907 la creación de la Confederación de Obreros 1ero de Mayo (21), inicia el proceso de toma de conciencia del proletariado Chiclayano y que se expresaba cuando: “En los primeros años de la Confederación, con motivo de las celebraciones del 1ero de Mayo, realizaban (los obreros)marchas por las calles de la ciudad con banderas rojas y pronunciando “discursos incendiarios contra los ricos, contra el capital, y las autoridades tenían que tomar medidas en guarda del orden” (Gómez Cumpa: 179)
Los años de 1930 – 1932 han sido asignados con el calificativo de etapa revolucionaria, debido a la coyuntura de crisis económica, social y política que el país atravesó, caracterizado principalmente  por el vacío de poder ocasionado a la caída del régimen de Leguia y la emergencia de los sectores organizado de masas.
Por un lado las clases dominantes intentan ponerse de acuerdo, en este contexto al haber sido desplazados los sectores vinculados a Leguía, los sectores oligárquicos y miembros del partido civilista subordinaron a estos y ante la difícil situación política optaron por entregar el poder a los militares, por el otro, los sectores dominados evidencian una actividad muy acentuada en su lucha política. Será en estos años donde emergan en la praxis política los dos partidos de masas más importantes del siglo XX: El Partido Aprista Peruano (APRA) y el Partido Comunista del Perú (1930).
Durante los dos primeros años de la década del 30, el PCP pondrá de manifiesto el trabajo al interior de las organizaciones del proletariado chiclayano cuando “....había por lo menos un cuadro del PC en la conducción”. (Marka 1980: 28), Hecho que pone de manifiesto la labor desplegada por los cuadros comunistas en Chiclayo en su objetivo de articular el movimiento sindical clasista. Al respecto en una entrevista a Carlos Arbulu Miranda  mencionó: “En los días  finales de 1930 llegaron dos delegados de la CGTP: Lucio Benavente y José Azalde (Marítimos del Callao) para orientar la organización de los trabajadores. Asi se dio comienzo a la formación de los primeros sindicatos: el de choferes del Servicio Publico, con Ricardo Cabrejos Davila. Se organizaron los carpinteros, los del mercado, fabricas y molinos, aguadores, ferroviarios de Etén, y en los centros azucareros donde había que actuar en la clandestinidad” (Marka  1979:26 –27).
Esta acentuación del movimiento sindical clasista evidente a la caída del régimen de Leguia, no sólo obedece a esa coyuntura política y vacío de poder por parte de los grupos dominantes sino también al papel jugado en la organización de cuadros del PC que ingresaron a Lambayeque y articularon un trabajo en conjunto con cuadros de la zona asi por ejemplo en 1930 llegan a Chiclayo “.... dos delegados de la CGTP (Central General de Trabajadores del Perú), estos eran Azalde y Benavente quienes en coordinación con los chiclayanos, Arbulu Miranda, Ricardo Cabrejos, Davila; Víctor Alvaro Zumarán (Monsefú), Estanislao Díaz, A. Vallejo Z.. entre otros, inician un intenso trabajo de organización sindical clasista en el área urbana y en las haciendas.” (Marka 1980: 29).
En una entrevista realizada a Arbulu Miranda este recordando ese momento menciona:
“Lucio Benavente, fogoso polemista, militante sindical de marítimos y portuarios, y José Azalde de tripulantes, explicaron que aquí en el departamento de Lambayeque debería empezar una movilización de  trabajadores para organizarse sindicalmente. Traían la palabra de José Carlos Mariátegui. Se leyó en la conferencia el comunicado este, entonces la masa allí presente ovaciono tremendamente a estos dos delegados y la contestación fue esta ¡Vamos a organizar la Unión Sindical¡ ¡Vamos a organizar los sindicatos¡
Este trabajo de organización del movimiento sindica clasista en Lambayeque (22), trajo como resultado la conformación hacia fines de marzo del año siguiente  de  la Primera Unión Sindical de Trabajadores de Lambayeque (USTL) (23) y dentro de la perspectiva del fundador del PCP, José Carlos Mariátegui,  de crear  un órgano de prensa proletario (24) que denuncie y crea conciencia política en los obreros esta organización sindical  edita su vocero “El Trabajador” (25), dirigido por Arbulú Miranda.
Ese mismo año ante un contexto económico y social acentuado por la crisis económica y agudizada por la elevación de conciencia política del movimiento sindical clasista se desarrolló una  agudización de las contradicciones sociales, que se ponen de manifiesto cuando “... Los pliegos de reclamos son presentados continuamente y, al no obtener respuesta favorable, se declaran las huelgas, con movilizaciones masivas del pueblo” (Marka 1980:29).
Esta creciente demanda de mejoras sociales por parte de los sectores organizados de las clases dominadas generó que el gobierno transitorio de Samanez Ocampo despliegue una política represiva contra el movimiento popular al decretar en Marzo de 1931 por medio del  D.S. 7060, el estado de sitio en Lima y Callao. A fin de reprimir y poder enfrentar con la represión el creciente descontento popular. Otro de sus famosos decretos represivos fue el del 28 de mayo (D.S.7166) “... por el cual declaraba que toda huelga producida en cualquier departamento conduciría automáticamente a la suspensión de garantías constitucionales en ese departamento. Este decreto se dictó a los dos días de que se produjo una masacre en Cañete, cuando los obreros agrícolas de seis sindicatos fueron duramente reprimidos con un saldo oficial de dos muertos. En ese momento se producían también huelgas y movimientos en Cuzco, Arequipa, Mollendo y Talara. (Ibid)
Este conjunto de medidas políticas de carácter represivo desencadenó no sólo el rechazo de la población sino también la movilización en Lima de la FEP (Federación de Estudiantes del Perú) que realizan en conjunto con obreros una movilización el 3 de junio (1931), movilización que estuvo dirigida y organizada por militantes del PC.  Sin embargo lejos de disminuir la represión y la esfera de violencia que se desataba y amenazaba con radicalizarse el gobierno militar denuncia “un complot revolucionario”, con el único objetivo de legitimar el 11 de junio, una ley marcial, por la cual  “las fuerzas armadas encargadas de resguardar el orden publico durante la vigencia del estado de sitio podrán hacer uso de sus armas para reprimir cualquier manifestación publica....” (Ibid).
En marzo de 1931 estalla en Pátapo y Pucalá una huelga general en una carta de la administración de Cayaltí enviada a la gerencia en Lima (28 –V –1931) se señala con respecto a la Huelga de Pátapo que esta era capitaneada por gente de Chiclayo y que pedían una pliego de reclamos (26) consistente en 15 puntos referentes a su problemática laboral.
En esa misma carta se refieren a los responsables de que han  causado  los “desórdenes en Pátapo” estos serian: Carlos Arbulú Miranda, de “El Trabajador”, Ricardo Cabrejos Davila, Pedro Falla (Pátapo), Estanislao Díaz (sastre de Chiclayo), Agustín Vallejos Zavala (carpintero de Chiclayo), y Luis Martínez (dulcero de Chiclayo).
Paralelamente los obreros de la hacienda cañera de Pucalá (27) presentan su pliego de reclamos con puntos iguales a los de Pátapo (28).
En una carta de la administración de Cayaltí  la gerencia en Lima (6 – VI –1931) debido a las victorias del movimiento sindical clasista de Chiclayo en las haciendas de Pucalá y Pátapo mencionaba “....todos los gerentes interesados allá (Lima), deben conocer oficialmente cuales son los puntos firmados entre Pardo y Miguel  y los “sindicalistas” (que horror), para que todos unidos tomemos nuestras medidas...” (Véase Huertas Lorenzo 1974: 188).
Por otro lado en Cayaltí este contexto de emergencia de lucha del movimiento sindical clasista tuvo su repercusión en Cayaltí, cuando los obreros intentan articular un sindicato, esto queda comprobado por la carta enviada a la gerencia de Lima ( 6 –VI –1931)en donde se comunicó el intento de creación de un sindicato “...Matías con otro de los del hospital, un tal Amadeo Figueroa muchacho que tiene algunos años acá y un carpintero Cruz Arana, que a estado hace algunos meses con el hermano de Ganoza en la carpintería por contrata, habían estado en las cuadras haciendo firmar a los pobres cholos, para afiliarse al sindicato de Chiclayo, previo pago de 20 Cts...” (Huertas Lorenzo 1974: 186).
En este contexto los terratenientes azucareros frente a un aparente triunfo del movimiento sindical clasista hacen un frente común con los representantes de la hacienda Pátapo y Pucalá ( Juan Pardo y  Miguel) para desconocer el pliego de reclamos que habían aceptado en un primer término y con la ayuda de los grupos represores de Chiclayo (la policía) y con el apoyo del prefecto de Chiclayo hacen detener a los dirigentes que habían presentado el pliego: Víctor Zumarán y Rosendo Arriola, este ultimo de 19 años. Ante ello el movimiento sindical clasista representado por la Unión Sindical “decreta el paro departamental y organizan una marcha de obreros de las haciendas hacia Chiclayo para exigir la libertad de sus dirigentes para el 12 de Junio” (Marka 1980:30).
La detención de dos representantes del sindicato de Pátapo y la arbitrariedad de las autoridades desplegó la primera gran muestra del nivel de organización y respuesta del movimiento sindical clasista al declarar “...el paro general en ese departamento, Pimentel se había adherido (lógico es foco del sindicalismo); los braceros de Pomalca también lo habían hecho...” (Huertas V. 1974:189).
 La huelga departamental del 12 de Junio de 1931(29), exigiendo la puesta en libertad de los detenidos en la arbitraria represión de los sectores dominantes de Chiclayo, movilizó a 20 bases sindicales y gremios que acataron el paro y se prepararon para movilizarse “... Cumpliendo especial papel en Chiclayo los gremios de choferes y de trabajadores del mercado central. Los cañeros de Pátapo, Tumán y Pomalca se movilizan en el tren que recorría las haciendas (Marka 1980: 30).
Ante el desplazamiento de los huelguistas a la ciudad de Chiclayo el prefecto Hernán R. Delgado movilizó a la entrada de Chiclayo a los miembros del ejército con ametralladoras para detener  obligar a los trabajadores a regresar a sus haciendas ante la negativa de los miembros del movimiento sindical clasista y ante su férrea resistencia, los miembros de los grupos represores respondieron  ametrallando a los obreros y obligándolos a dispersarse dejando algunos cadáveres (15 obreros asesinados). En su informe el mayor Manuel Castillo, jefe del batallón de seguridad del norte al describir este acto represivo refiere “...tome la disposiciones tácticas para impedir el ingreso de las masas que venían de las referidas haciendas, las que una vez en los alrededores de esta ciudad en numero mas o menos de 1200 hombres con machetes, calabozos, hoces, etc. y ostentando banderas rojas con inscripciones comunistas trataron de hacer su campamento entre lasa líneas del ferrocarril a Pomalca y el camino carretero a las haciendas”(Gómez Cumpa –Bazán Inés 1989:189)

Esta situación funesta lejos de preocupar a los miembros de los sectores dominantes son vistas como “analizando los acontecimientos y a tener de las noticias  que se tiene hasta ahora, a la cual debe agregarse  la muy importante de que el gobierno esta resuelto a tomar el asunto a su cargo  y resolverlo en forma enérgica ( el director de gobierno asi lo ha manifestado hoy García C.) Yo creo  y asi creen  todos aquí  hasta cierto punto es mejor que haya reventado el chupo de una vez pues obliga al gobierno a tomar una actitud enérgica y radical que fue necesaria desde el principio y que asi saldremos de una vez por todas de los cabecillas comunistas que infestan  el departamento. Además la situación es algo favorable para los hacendados, pues ya no se trata de discutir jornales y otras ventajas, sino que es una asunto entre la autoridad y del elemento comunista que hay que extirpar....” (Huertas 1974:189).
 Pero la represión no solo consistió en dispersar al movimiento sindical sino se desató una verdadera cacería de dirigentes del movimiento sindical clasista la hacienda Cayaltí no estuvo ajena a esta represión, esta represión se manifestó cuando se expulsa al topiquero Matías Uriarte y al sastre Chaves, los cuales según “hacían política” (Huertas V. 1974:190).
 La represión por parte de los sectores dominantes trajo como consecuencia “...  la cacería de los dirigentes...los 13 primeros dirigentes fueron enviados a Lima, el 20 de julio a bordo del vapor “Marañon”, entre ellos iba Rosendo Arriola....también estaba Víctor Alvaro Zumarán Tarazona...Estanislao Díaz Moreno (Tumán)...” (Marka 1980:30).
En carta de 18 de junio según menciona Huertas V (1974:189): “se comunica que el gobierno va a eliminar a todos los cabecillas y que se a clausurado el periódico “El Trabajador”...”.
Asi culminó esta primera etapa de lucha del naciente movimiento sindical clasista en Chiclayo, haciendo frente a una dura represión por parte de los grupos de poder, que logró desarticular el movimiento obrero, en la segunda etapa, jugará un papel desarticular del movimiento sindical clasista no sólo la política represiva sino también la aparición del APRA (30) movimiento que desvió de la perspectiva clasista al movimiento obrero para dispersarlo en función de sus intereses electorales inmediatos.

CONCLUSIONES
La década del 20 fue el periodo en donde en la costa norte peruana (Chiclayo) se fue conformando un emergente movimiento sindical clasista, que logro articular bajo su dirección a amplios sectores sociales, este movimiento sindical clasista tuvo en la  ideología  marxista el elemento teórico practico que sirvió para dinamizar  la conformación de sindicatos y dió sentido a las luchas de los obreros de las haciendas, en diferentes haciendas de Chiclayo (Cayaltí, Tumán, Pátapo, etc.).
La coyuntura de crisis económico social y política del año 1931 y el vacío de poder generado por los sectores dominantes del país (esto debido a la inestabilidad política) generó una lucha política contra los sectores dominantes con el objetivo del reconocimiento de sus instituciones de clase y mejoras en sus condiciones laborales asi como el respeto de sus derechos laborales (estabilidad y jornada de ocho horas), agudizándose las contradicciones sociales y generando un clima de conflicto que tuvo su  punto mas alto durante las jornadas del 12 de Junio de 1931 cuando las fuerzas represivas iniciaron un proceso de violencia institucionalizada que no sólo busco dispersar al movimiento sindical clasista sino tuvo por objetivo central desarticularlo completamente.














ANEXOS DOCUMENTALES

Anexo No 1

IDEAS SOCIALISTAS EN CAYALTI (1931)

Hacienda Cayaltí, Junio de 1931
Sres. Redactores de “El Trabajador”

Chiclayo
Respetados Señores:
En la opinión  editorial de la pobre “Abeja” fecha dos del presente, aparece un articulo titulado “ Los Fundos Amagados por las huelgas tiene su excepción”.
 En el referido articulo se hace constancia que todo no esta contaminado por el mal del gamonalismo; manifiestan con sinceridad que han palpado y también han hecho recoger datos, datos del mismo latifundista, esto es de lo lindo, que a un delincuente lo nombren juez o que el diablo predique moral. El redactor de la “ABEJA” siempre que viene a esta hacienda es con el exclusivo fin de adorarle la mano al dios todopoderoso Ismael Aspíllaga, no se faculte en decir que ha palpado en su puro lacaismo el que hace. Ahora, en fe de la verdad voy a manifestar un poco de lo que acontece en este fundo, al centro sindicalista, defensor del humilde proletariado, todo con la tinta de la verdad como trabajador yo lo mismo que mis compañeros sentimos día a día las zozobras que nos introducen estos modernos gamonales. Mi patroncito hoy hace alarde que da comida a los trabajadores  “Ysmayle” con la risita que siempre nos muestra parece una encantadora, que conteste, si no es cierto, que el pago de nuestro jornal a los trabajadores de campo a sido de s/.1.50 s/. 1.90 – 1.30 hoy hace alarde que da comida a los trabajadores de corte y carreros, si dan es por que nos han usurpado  el pago para que asi tengan mayor ganancia hoy solo se gana s/. 1.10,  que esto se queda en la lechuza del almacén y en el renacuajo del tambo, bonita laya para tenernos satisfechos ¿ a esto le llama el Sr. Chochoca P.” Cayaltí es la primera hacienda del valle de Lambayeque?. En tales comidas muchas veces comemos nuestros mismo cabritos de dos años, reclutados dicen en la caña por otra parte las multas de s/5.=por nuestro caballo y burro como constancia de estas multas varaban nuestros referidos animalitos con una estrella en la tabla del pescuezo o mochado las orejas, esta marca acostumbra el dios de Cayaltí, habla de accidentes de trabajo y que paga religiosamente conforme a ley, es una farsa, una pillería por que voy a enumerar accidentes que es de dominio publico: FRANCISCO Diez SALAZAR, incendiado en la oficina de alcohol, murió dejando a sus abuelos Mercedes Acuñ, y esposo, mayores de 60 años,  estos pobres ancianos jamas reciben un centavo, en igual manera que los deudos de otros fallecidos como son Elias Malaver, arrollado por la maquina, en igual forma Cleofé Salazar, muerto en San Nicolás, Cruz Estela, muerto por explosión de una lata de alcohol, Manuel Cieza sancochado por agua hirviendo, Manuel Ramírez fue accidentado en las piernas por explosión de gas, hoy en pago, ha sido despachado de esta hacienda. Al obrero que ha gastado su vida en el trabajo se le despide por inútil e inservible, el obrero no tiene ninguna pensión.
Le advierto a mi patrón Ismayle, queque aunque se haga el guapo aunque se palanganee con su cholo Sánchez Perro, con su cínico Hoyos Osores, he de decir la verdad todo lo que nos hace en esta su colmena. Compañeros trabajadores: Lejos de estar haciendo tanta bulla cumplamos como lo han hecho nuestros lideres, Gorki,, Lenin y otros en la Rusia que con su blanca hoz cegaron las malas hierbas y hay muy buen pan y educación para todos.
Es todo cuanto se expresa el pobre trabajador.
Merejildo Izquierdo.
¡Viva el proletariado avanzado hacia la revolución del mundo¡
¡Viva los obreros de todos los países, que han creado por sus manos las riquezas de los pueblos y que tratan de construir una nueva vida¡
¡Viva el Sindicalismo, la religión de los trabajadores¡
Salud a los luchadores, salud a los trabajadores de todos los países, y mantengan siempre su convicción, en el tiempo de la verdad y de la justicia.
Máximo Gorki








ANEXO No.2

LOS SINDICATOS Y EL APRA (1931)
Pimentel, 15 – VII –1931
Señor Director  de El País
Chiclayo
S.D
Queremos molestar su atención y amabilidad como director de este diario para que en sus columnas dé publicidad a este comunicado, en el que, en nombre de los sindicatos que hay formado en este puerto: el de marítimos y portuarios y el de ferroviarios, dejamos constancia una vez mas y de una manera terminante, que las masas trabajadoras componentes de estos sindicatos, se mantiene y mantendrán en sus líneas sindicales de clase marcadas por la U.S de esta ciudad y de la C.G.T.P. que es la única y verdadera representante de la clase trabajadora del país.
Hacemos esta publicación por que ahora, con motivo del jefe de los apristas, Haya de la Torre, la prensa de ese partido  ha de pretender tomar el nombre de los trabajadores para su campaña política a favor de su jefe, siendo asi, que nosotros, asi como las restantes masas obreras de Chiclayo, Etén haciendas y demás lugares del departamento, repudian y  combaten al aprismo y a sus jefes, por que es una partido de pequeño burgueses, de intelectuales que no enseñan nada al obrero y de muchos pequeños negociantes y explotadores de la colectividad.

La conciencia de clase sindical de nosotros no pueden dejarse sorprender por las campañas de los apristas y estamos dispuestos a sostener  y a defender nuestras condiciones  obreras en todo caso.
Esperamos que a estas aclaraciones que hacemos a nombre de nuestros dos sindicatos han de responder los demás organismos sindicales del departamento  para dejar conciencia también de que no han traicionado ni traicionaran jamas sus intereses y derechos de clase como ya lo han traicionado miserablemente algunos elementos de inconscientes, que se han pasado al aprismo.
Agradeciendo S.D. la publicación de la presente, nos suscribimos como sus autos ss. ss.
En nombre del Sindicato Marítimo y Portuario.
Raúl Franco, Antógenes Tizón.

En nombre del sindicato de Ferroviarios
Manuel Arrunátegui, Mardoqueo Guerra







NOTAS
(1)   Entendemos la lucha de clases como “el enfrentamiento que se produce entre dos clases antagónicas cuando estas luchan por sus intereses de clase”( Harnecker 1980:202).
(2)   Manuel Tuñon de Lara entiende como movimiento obrero “...una actividad y una toma de conciencia de la condición social, ella supone la exigencia de actuar solidariamente, ya que la producción es un fenómeno social.... es el acto de asociarse los obreros, temporal o permanentemente, con fines profesionales o también políticos, pero siempre en función de su naturaleza obrera”.
(3)   Crisis que en el ámbito  interno recortó bruscamente los créditos e ingresos del estado ocasionando la baja del comercio exterior, y la paralización de varias empresas aumentando por consiguiente los niveles de desocupación.
(4)   La conciencia de clase en el nivel del “para si” hace referencia al momento en el cual el proletariado no solo se reconoce como una clase social diferente de la dominante sino que es conciente de sus verdaderos intereses de clase y se organiza e ejecuta acciones concretas para revertir ese orden.
(5)   La fundación del Partido Comunista del Perú tiene como fecha la del 16 de setiembre de 1928, cuando se produce la reunión en las inmediaciones de la playa de la herradura y se acuerda crear un núcleo o célula comunista adherida a la tercera Internacional. Posteriormente el 7 de octubre un grupo de hombres se reúne en una casa en Barranco (Casa del dirigente Avelino Navarro) se funda el Partido Comunista del Perú.
(6)   Entre los principales principios programáticos del Partido Comunista se menciona: 1) El carácter Internacional de la economía contemporánea. 2) El carácter Internacional del movimiento revolucionario del proletariado...adapta su praxis; pero obedece a una amplia visión de clase y las mismas circunstancias nacionales están subordinadas al ritmo de la historia mundial. 3) El agudizamiento de las contradicciones de la economía capitalista. Aquí Mariátegui tipifica a nuestro país como semi- feudal, y donde el imperialismo dominante nos condena a la especialización, a la monocultura (Petróleo, cobre, azúcar). 4) El capitalismo se encuentra en su estadio imperialista... El marxismo–leninismo es el método revolucionario de la etapa del imperialismo y de los monopolios. 5) La emancipación de la economía del país es posible únicamente por la acción de las masas proletarias, solidarias con la lucha anti – imperialista mundial. Sólo la acción proletaria puede estimular primero y realizar después las tareas de la revolución democrático – burguesa. 7) Sólo el socialismo puede resolver el problema de una educación efectivamente democrática e igualitaria... 8) Cumplida  su etapa democrático – burguesa, la revolución deviene en sus objetivos y en su doctrina, revolución proletaria. El partido del proletariado, capacitado por la lucha para el ejercicio del poder y el desarrollo de su propio programa, realiza en esta etapa las tareas de la organización y defensa del orden socialista. 9) El Partido Socialista del Perú es la vanguardia del proletariado, la fuerza política que asume la tarea de orientación y dirección en la lucha por la realización de sus ideales de clase. “Apuntes para la Interpretación Marxista de la Historia Social del Perú. T. II 1970: PP 398 – 402).
(7)   Revista dirigida por José Carlos Mariátegui fundada en el  año 1927 y que según su fundador “no había nacido para quedarse en episodio, sino para ser historia y para hacerla.” (Amauta, No17, Año II).
(8)   Definimos el concepto de lucha de clases como “el enfrentamiento que se produce entre dos clases antagónicas cuando estas luchan por sus intereses de clase” (Harneker 1980).
(9)   El concepto de clase social a sido desarrollado y abordado desde la perspectiva de la totalidad teniendo como modelo, la definición hecha por V. Lenin (1971:289).
(10)  La historia revisionista consiste en “....los esfuerzos realizados desde muy diversas perspectivas, encaminados a demostrar que la interpretación materialista de la historia es obsoleta, pues como visión interpretativa se habría quedado  bastante atrás en concordancia con los avances del conocimiento histórico. A este respecto ha sido particularmente notable el esfuerzo de la escuela de los Annales en su ultima época, bajo el predominio de Fernand Braudel, de depurarse de elementos marxistas”  Vega C. 1997:378).
(11)  Al respecto Bonilla menciona: “...la guerra no solo estimulo la expansión de comercio de exportación del Perú, sino que también impuso una drástica reorientación de la economía peruana dentro del mercado internacional. Inglaterra como mercado y como fuente de aprovisionamiento fue desplazada sucesiva e irreversiblemente por los Estados Unidos de Norteamérica. En 1913, el 28 % del total de las importaciones peruanas procedían de EEUU, porcentaje que asciende al 61.9 % en 1919; recíprocamente, las exportaciones con destino a EEUU pasaron de 33.2% del total de las exportaciones peruanas en 1913 a 46.5 % en 1919” (Bonilla H. 2006:906).
(12) En 1928 Mariátegui cuando analiza nuestro país dentro de una perspectiva global mencionara: “El capitalismo se desarrolla en un pueblo semi feudal como el nuestro, en instantes en que, llegado a la etapa de los monopolios  y del imperialismo, toda la ideología liberal, correspondiente a la etapa de la libre concurrencia, ha cesado de ser validada. El imperialismo no consiente a ninguno de estos pueblos semi – coloniales, que explota como mercado de su capital y sus mercaderías y como depósito de materias primas, un programa económico de nacionalización e industrialismo. Los obliga a la especialización, a la monocultura. (Petróleo, cobre, azúcar, algodón en el Perú. Crisis que se deriva de esta rígida determinación de la producción nacional por factores del mercado mundial capitalista (Martínez de la Torre 1943:398 –402).
(13)  Al respecto Lostaunau Moscol menciona “Los anarcosindicalistas organizaron la Pascua Roja o Celebración del Primero de Mayo de 1905, donde implantaron como objetivo la conquista de la Jornada de 8 horas, conquistaron esta jornada primero en el Callao en 1913 y luego para todo el país en 1919, posteriormente no lograron mantener sus ideales frente al avance del socialismo mariateguista y el aprismo” (Lostaunau 2003: 36).
(14)  Como refiere Gómez Cumpa –Bazán Inés (1989: 179). Hacia la primera década del siglo XX las ideas anarcosindicalistas  se expresaban con la fundación en el año 1907 de la Confederación de Obreros 1ero de Mayo, acto ene l cual se contó con la presencia de Manuel Uchofen, editor de La Protesta Libre y La Abeja, periódicos de tendencia anarquista que circularon en Chiclayo entre los años 1910 – 1930.
(15)  Hacia 1921 en Zaña se había fundado el llamado Centro Socialista  que en palabras del Gerente desde Lima mencionaba “...como socialistas combaten el alcoholismo en Zaña” (Huertas 1974:177). Asimismo para el años 1930 – 1931 se inició la lucha por el reconocimiento de los sindicatos el ejemplo mas claro fue la lucha de los obreros de las haciendas de Pátapo y Pucalá.
(16)  Un miembro de esta familia había sido incluso candidato a la presidencia durante el año 1919, este fue el caso de Antero Aspíllaga quien para  1919 en el diario el Tiempo de  Chiclayo seria visto como  “...opulento hacendado y político de gran figuración (senador) que es de procedencia...” (07/III/1919).
(17)  Véase Huertas 1974: p 176- 177.
(18)  Ver: Huertas 1974:180.
(19)  Ver Huertas 1974:16.
(20)  Al respecto Gómez Cumpa – Bazán Alfaro mencionan: “El mutualismo correspondía a formas de organización de la fuerza de trabajo en sociedades preindustrailes, se vinculaba a la mentalidad tradicional de las corporaciones de oficios. El socorro mutuo de los asociados en casos de enfermedad, muerte y otras eventualidades, son características medulares de estas sociedades tradicionales. Representaban también formas de integración aceptadas por los sectores populares urbanos al mundo social urbano local”. En su trabajo “Capitalismo y  Formación Regional”, los autores identifican como un primer periodo  en la evolución de las formas de organización laboral en Chiclayo, el periodo del mutualismo que abarcó desde 1887 hasta la segunda década del siglo XX.
(21)  Bajo la influencia del anarcosindicalismo se funda en 1907 la Confederación de Obreros 1º de Mayo, con la presencia en su fundación de Manuel Uchofen, editor de los periódicos La Protesta y La Abeja, periódicos de tendencia anarquista aparecidos en Chiclayo en 1906 y 1910 – 1930 respectivamente ( Gómez Cumpa -  Bazán Alfaro 1989).
(22)  Bajo la dirección de Carlos Arbulu Miranda se forma un núcleo socialista, propagandizador de la organización sindical y de las ideas socialistas, lo formaban Ricardo Cabrejos Davila, Alfonso Iparraguirre, Rafael Cáceres, Julio Primo Colorado, Juan Barturen, el mecánico Antenor Callirgos, Fidel Callirgos y Alvaro Zumarán. (José Gómez – Inés Bazán: 185).
(23)  Según refiere Oscar Castillo (1979) “... a fines de enero de 1931 se crea la Unión Sindical, con Ricardo Cabrejos Davila como su primer Secretario General, y se afilia a la CGTP e instala su local en la calle 7 de Enero No 600 – Altos. Este local día a día se ve invadido por trabajadores de todos los sectores que venían a consultar, a pedir orientación, pues el impacto del sindicalismo fue grandioso. La labor de la Unión Sindical se amplió con la publicación de su vocero “El Trabajador”.
(24)  Con respeto al papel de la prensa proletaria al interior del movimiento obrero Mariátegui mencionaba: “..debemos crear nuestra prensa, cada federación debe tener su órgano, cada sindicato su vocero. Es preciso que el proletariado, lo mismo que se acostumbra a comprar el periódico burgués, deba comprar, leer y difundir el periódico de su clase. Por que asi como la burguesia tiene su prensa, el proletariado debe tener la suya, que es la única que podrá defender sus intereses, denunciar los abusos que con los trabajadores se comete y servirá como el mejor medio , por hoy , de hacer propaganda de organización ( Mariátegui 1971: 121).
(25)  El órgano de prensa obrero “El Trabajador” según refiere Gómez Cumpa –Bazán Alfaro (1989) salió primero como semanario y con el auge huelguístico empieza a salir 2 veces por semana (mayo – junio) En  total se editaron 11 números, los diez primeros antes del 12 de junio de 1931 bajo la dirección de Carlos Arbulu y Ricardo Hoyos.
(26)  Entre los principales puntos podemos mencionar: a) Reconocimiento por parte de la Hacienda del Sindicato de Obreros de Pátapo, afiliado a la Confederación de Trabajadores de Lima. b) Aumento de jornales c) Derecho a las huelgas y reclamaciones d) Mejores condiciones higiénicas de luz y seguridad e) Derecho de reunión sindicalista f) Jornada de Ocho horas y pago de sobretiempos g) Descanso obligatorio semanal. (Huertas 1974: pp184-186).
(27)  Los obreros de  Pucalá presentaron un pliego de reclamos por intermedio de su sindicato representado por Rosendo Arriola, y Víctor Zumarán. Estaban asesorados por la Unión Sindical de Chiclayo representada por Víctor Alvaro Zumarán, que era el delegado de los sindicatos de Monsefú ante  la Unión Sindical. (Marka 1980:p29).
(28)  Los principales puntos fueron el reconocimiento del sindicato afiliado a Chiclayo, el del jornal de 8 horas entre los principales puntos que fueron firmados por los administradores Pardo y Miguel. (Véase Huertas 1974: 188).
(29)  Al respecto Castillo Oscar (1979:27) menciona: “Pero este avance vertiginoso del clasismo en Lambayeque no podía pasar inadvertido por la oligarquía, lanzándose a la ofensiva. La oportunidad se les presenta el 12 de Junio cuando se realiza el primer paro departamental decretado por la USTL, el mismo que es brutalmente reprimido y caen mas de once trabajadores. El Paro se realizo en solidaridad con los sindicatos cañeros. Se había conseguido arrancar la solución de un pliego de reclamos en Pucalá, pero la oligarquía conciente de lo que ese triunfo significaba, los desconoció, provocando la protesta de los trabajadores”.
(30)  Al respecto Castillo (1979) menciona: “Su presencia fue un factor de división entre los trabajadores, ya que con su predica demagógica consiguió fáciles adeptos. Hasta esa fecha el Apra solo tenía algunos intelectuales comerciantes y la familia De la Piedra como simpatizantes. Con la llegada de Haya se empezó a ganar algunos dirigentes obreros hacia sus filas, entre ellos Agustín Vallejo Zavala que tres meses mas tarde fue escogido diputado por Lambayeque en la lista aprista.... Pero al igual que la CGTP de esos años, la USTL también fue destruida, conjugándose para ello la represión y la predica confusionista y divisionista del Apra.





BIBLIOGRAFIA

Bonilla H.                     (2005)    El Futuro del Pasado. Las Coordenadas de la
Configuración de los Andes. Tomo II. Fondo Editorial del Pedagógico San Marcos. Instituto de Ciencias y Humanidades.
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Cáceres – Olazo J.         (1994)   La Gran Sublevación Campesina en Puno 1920 – 1924. En X Historia. Grupo Paria. Facultad de Humanidades. Escuela Profesional de Historia. Lima – Perú.
Castillo O.                      (1979)    Chiclayo: 50 Años en la Historia de la Lucha Obrera. En Marka No 134. Año V.

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Harnecker M.                 (1980)    Los Conceptos Elementales del Materialismo histórico. Editorial Arnier Hnos. París – Francia.

Huertas V.                      (1974)    Capital Burocrático y Lucha de Clases en el sector Agrario (Lambayeque, Perú, 1920 –1950). Seminario de    Historia Rural Andina.

Kosik, K.                         (1967)    Dialéctica de lo Concreto (Estudio sobre los problemas del hombre y el mundo).

Lostaunau M.                 (2003)    II Curso de Actualización en Historia y Cultura del Perú. Departamento Académico de Historia Antropología y Arqueología. Facultad de Humanidades. Universidad Nacional Federico Villarreal.

Mariátegui J.                 (1971)     Ideología y Política. Biblioteca Peruana. Peisa
Tuñon de L.                  (1985)     El Movimiento Obrero en la historia de España
                                                     Tomo I. Biblioteca de la Historia. Sarpe. Madrid. España.
Vega R.                        (1997)      ¿...”El Fin de la Historia” o Desorden Mundial? Critica a una ideología del progreso y reivindicación del socialismo. Colección Pedagogía Política.  Ediciones Antropos. 2da. Edición. Bogotá – Colombia.
Vivanco  C.                  (1983)   Bandolerismo y Movimiento Social en el Perú Virreynal: Lima 1760 –1819.  Tesis. Lima – Perú.
 


                                                  
Fuentes Hemerográficas

    Revista MARKA, Año VI. 1980,27 de Noviembre.
    Revista MARKA, Año V. 1979, 29 de Noviembre.



¨ Bachiller en Historia de la Universidad Nacional Federico Villarreal. Miembro del Grupo de Estudios Ezequiel Urviola. Director de la Revistas “De Ser Histórico”.