8/15/2010

LOS IMPERIOS COLONIALES

IMPERIOS COLONIALES

Inglaterra:
Se convirtió en la potencia dominante en el mundo durante el siglo XIX, se llevaron a cabo reformas electorales que permitieron a la burguesía asumir el poder sin necesidad de una revolución.

Partidos Políticos:
1.    Tories o Conservadores.

2.    Whigs o Liberales.

 


LA ERA VICTORIANA


La reina Victoria (1837 – 1901) convirtió a su pueblo en la más grande potencia, tuvo como ministros a Disraeli y Glanstone. Tuvieron un gran imperio colonial y una poderosa flota que le permitió el control de los mares.

GUERRAS DEL IMPERIO.
1.    Guerras del Opio (1839-1843, 1856-1860)
Conflictos bélicos librados entre Gran Bretaña y China, por los cuales las potencias occidentales consiguieron importantes privilegios comerciales y territorios. Este conflicto se inició cuando el gobierno chino intentó poner fin al contrabando de opio realizado por los comerciantes de Gran Bretaña procedente de las posesiones británicas en la India y en el Sureste asiático.
La primera guerra del Opio comenzó en 1839 cuando las autoridades chinas destruyeron un cargamento de opio en Cantón. Los británicos respondieron a esta acción enviando una expedición de buques de guerra a esta zona en febrero de 1840. Obtuvieron una rápida victoria tras la que se firmó el Tratado de Nanjing, suscrito el 29 de agosto de 1842. Según este acuerdo, completado por otro convenio firmado el 8 de octubre de 1843, China se comprometía a pagar una gran indemnización, abrir cinco puertos al comercio exterior, permitir el asentamiento de súbditos británicos en los mismos y ceder Hong Kong a Gran Bretaña. Asimismo se otorgaba a los ciudadanos de Gran Bretaña residentes en China el derecho a ser juzgados sólo por cónsules británicos. Otros países occidentales reclamaron privilegios similares y también les fueron concedidos.
En octubre de 1856, la policía de Cantón abordó el navío Arrow y acusó a su tripulación de realizar contrabando de opio. Los británicos, que ansiaban conseguir mayores derechos comerciales, utilizaron este incidente para lanzar otra ofensiva con la que se inició la segunda guerra del Opio.
Las fuerzas británicas ayudadas por las francesas no tardaron en lograr un nuevo triunfo militar en 1857. Cuando el gobierno chino se negó a ratificar el Tratado de Tianjin, firmado en 1858, se reanudaron las hostilidades. En 1860, después de que las tropas británicas y francesas ocuparan Pekín e incendiaran el Palacio de Verano, las autoridades chinas accedieron a aceptar el acuerdo. Las concesiones obtenidas gracias a este convenio fueron las siguientes: la apertura de nuevos puertos comerciales, permiso de residencia en Pekín para emisarios extranjeros, admisión de misioneros cristianos y la posibilidad de viajar al interior de China. La importación de opio fue legalizada en posteriores negociaciones.


2.    Guerra contra los Boxer (1900):
Levantamiento nacionalista chino, que tuvo lugar en 1900, promovido contra los extranjeros, los representantes de potencias foráneas y los chinos cristianos. La expulsión de todos los extranjeros de China era el principal objetivo del levantamiento. En 1899 una sociedad secreta formada por súbditos chinos que se hacían llamar los Yihetuan (Puños honrados y armoniosos), conocidos por los occidentales como bóxers debido a sus rituales de artes marciales que según ellos creían les hacían invulnerables a las balas, inició una campaña de terror contra los misioneros cristianos de las provincias del noreste. Aunque públicamente condenados, los bóxers estaban apoyados de forma clandestina por muchos miembros de la corte real, entre los que se encontraba la emperatriz viuda Ci Xi.
La explotación económica y política de China por parte de diferentes potencias occidentales y de Japón, y las humillantes derrotas militares infligidas por Gran Bretaña durante las guerras del Opio (1839-1842, 1856-1860) y por Japón durante la guerra chino-japonesa (1894-1895) fueron las principales causas del resentimiento chino, unidos a una depresión económica general.
Las actividades terroristas de la Sociedad Bóxer fueron incrementándose gradualmente durante 1899, con bandas de sus acólitos atacando a los cristianos. Cuando estas bandas entraron en la capital china, Pekín, las potencias extranjeras enviaron una pequeña columna de ayuda desde Tianjin para asegurar sus intereses y proteger a sus súbditos. El 13 de junio Ci Xi ordenó a las tropas imperiales que hicieran regresar a esta columna, y la consiguiente crisis culminó el 18 de junio de 1900 en un levantamiento general contra los extranjeros en Pekín. Muchos extranjeros se refugiaron en la parte de la ciudad donde se encontraban las legaciones extranjeras y que estaba sitiada por los rebeldes. Una expedición de ayuda más numerosa formada por tropas británicas, francesas, japonesas, rusas, alemanas y estadounidenses liberó el barrio asediado y ocupó Pekín el 14 de agosto de 1900. Ci Xi y su corte huyeron a Xi'an.
 Las fuerzas de liberación se apoderaron de la ciudad, y tras el saqueo se dedicaron a castigar toda acción contra los extranjeros, hasta que se firmó un acuerdo de paz el 7 de septiembre de 1901. De acuerdo con los términos de dicho tratado los chinos debían pagar, durante más de 40 años, una considerable indemnización. Otras disposiciones del tratado hacían referencia a concesiones comerciales y al derecho de estacionar tropas extranjeras para proteger las legaciones de Pekín y para mantener un pasillo libre desde allí a la costa. A pesar de los esfuerzos de Estados Unidos por detener otras invasiones territoriales, Rusia extendió su esfera de influencia por Dongbei Pingyuan (Manchuria) durante la rebelión, una política que culminó con la Guerra Ruso-japonesa (1904-1905). Algunos gobiernos, sobre todo los de Gran Bretaña y Estados Unidos, trataron de mitigar los pagos de indemnización al utilizarlos para financiar becas para estudiantes chinos. En China, la derrota también desacreditó a la dinastía gobernante Qing y aceleró los acontecimientos políticos que llevaron a la revolución.
3.    Guerra Anglo – Bóers (1894 – 1902):

Conflicto bélico entre Gran Bretaña y los aliados afrikáners del Transvaal y el Estado Libre de Orange, que tuvo lugar, desde 1899 hasta 1902, en el sur de África, concretamente en los territorios que actualmente forman Sudáfrica.
Los Boers eran colonos holandeses que se habían establecido en Sudáfrica. Fueron desplazados por los ingleses.
Durante el siglo XIX, después de que Gran Bretaña consiguiera (1814) el cabo de Buena Esperanza y expandiera sus posesiones en el sur de África, surgieron sentimientos encontrados entre la población de ascendencia holandesa, conocida como bóer o afrikáner, y los colonos británicos.
Esto provocó la migración bóer denominada la Gran Trek (1835-1843) y el consecuente establecimiento de las repúblicas bóers: Natal (1840), Transvaal (1848) y el Estado Libre de Orange (1854). En 1886 el escenario estaba preparado para la guerra con el descubrimiento de oro en Witwatersrand, región que entonces ocupaba partes del sur del Transvaal. El influjo de miles de mineros y prospectores británicos como colonos de la zona condujo a la fundación y muy rápido desarrollo de la ciudad de Johannesburgo en el Transvaal. Los bóers, principalmente agricultores, protestaron por la invasión de los cazadores de fortuna británicos, a quienes denominaban uitlanders (extranjeros), y como muestra de sus sentimientos, les gravaron con unos onerosos impuestos y les denegaron el derecho al voto. El resentimiento en ambas partes siguió aumentando durante unos años y al final condujo a una revuelta por parte de los uitlanders en Johannesburgo contra el gobierno bóer.
Esta revuelta fue instigada por el político y financiero colonial británico Cecil Rhodes, por entonces primer ministro de El Cabo de Buena Esperanza (o Colonia de El Cabo; posteriormente Provincia de El Cabo y, en la actualidad, provincias de El Cabo Oriental, El Cabo Occidental y El Cabo del Norte), que deseaba que todo el sur de África perteneciera al Imperio Británico. En diciembre de 1895, Leander Starr Jameson, amigo de Rhodes, dirigió un grupo de 600 británicos armados en un intento desautorizado de apoyar a los uitlanders rebeldes del Transvaal. Denominada la incursión de Jameson, la aventura dio como resultado la captura y encarcelamiento de Jameson y la dimisión de Rhodes. Más tarde, Jameson fue primer ministro (1904-1908) de la Colonia de El Cabo.
Las negociaciones directas para resolver el problema de Sudáfrica resultaron infructuosas y la hostilidad entre bóers y uitlanders no disminuyeron. El presidente del Transvaal, Paulus Kruger, nunca dejó de intentar suprimir las libertades de los uitlanders. En 1899 el recién nombrado gobernador británico de la Colonia de El Cabo, Alfred Milner, que estaba muy resentido del trato bóer a los británicos, promulgó decretos para transformar las tropas británicas compuestas por 12.000 efectivos en el sur de África en un ejército de 50.000 hombres. El 9 de octubre de 1899, Kruger requirió la retirada de todas las tropas británicas de las fronteras del Transvaal en 48 horas, y como alternativa la guerra abierta.
BATALLAS IMPORTANTES
El incumplimiento británico de las demandas de Kruger llevó consigo la acción inmediata, los bóers declararon la guerra el 12 de octubre de 1899. Las fuerzas bóers, que en un principio tuvieron éxito, invadieron los territorios británicos de Natal (anexionado por los ingleses en 1843) y la Colonia de El Cabo. En unos días consiguieron rodear a las tropas británicas en Ladysmith (Natal), en Mafeking (actualmente Mafikeng) y Kimberley (Colonia de El Cabo). En diciembre, el comandante en jefe británico sir Redvers H. Buller envió nuevas tropas para socorrer a las fuerzas británicas sitiadas en las tres zonas de guerra: Colenso (Natal); las colinas de Magersfontein en el Estado Libre de Orange y las fronteras de la Colonia de El Cabo; y la cadena montañosa de Stormberg, en la Colonia de El Cabo. En una semana, denominada por los británicos la Semana Negra, cada una de las nuevas unidades fueron derrotadas por las fuerzas bóers.
El 10 de enero de 1900, fue enviado el general británico Frederick Sleigh Roberts para sustituir a Buller como comandante en jefe. (Sin embargo, Buller continuó la lucha durante la guerra.) A comienzos de febrero, Roberts envió al comandante británico John Denton Pinkstone French al norte para socorrer la ciudad de Kimberley; el objetivo de French fue conseguido cuatro días después. Al mismo tiempo, Roberts emprendió una marcha hacia el noreste desde la Colonia de El Cabo hasta el Estado Libre de Orange. Atacado por el general bóer Piet Cronje el 27 de febrero, Roberts se defendió con éxito y obligó a aquél y a sus tropas a rendirse. El 13 de marzo, Roberts entró en Bloemfontein, capital del Estado Libre de Orange. Dos meses después, el 17 de mayo, fue socorrida la asediada Mafeking, que era defendida por las tropas al mando del británico Robert Baden-Powell. Roberts capturó Johannesburgo el 31 de mayo y Pretoria, capital del Transvaal, el 5 de junio. Debido a estas derrotas, el presidente Kruger huyó a Europa, y Roberts, creyendo que había ganado la guerra, regresó a Inglaterra en enero de 1901.
LAS GUERRILLAS
La satisfacción británica duró poco tiempo. Los líderes bóers, entre ellos soldados y futuros estadistas como Louis Botha, Jan Christiaan Smuts y Christian de Wet, lanzaron una extensa y bien proyectada guerra de guerrillas contra las tropas de ocupación británicas. La lucha continuó hasta 1902 y sólo fue sofocada a través de la severa táctica del nuevo comandante en jefe británico lord Horatio Herbert Kitchener. Agotó al enemigo devastando las granjas bóers que mantenían y escondían a las guerrillas, llevando población civil, principalmente mujeres y niños, a campos de concentración y construyendo una cadena estratégica de formidables blocaos (pequeños fortines) de hierro para sus tropas.
TRATADO DE VEREENIGING
Marzo de 1902, y el 31 de mayo los líderes bóers firmaron el Tratado de Vereeniging. El acuerdo concluyó las hostilidades, otorgando el autogobierno al Transvaal y al Estado Libre de Orange, como colonias del Imperio Británico, y permitió la utilización del afrikáans en las escuelas y en los tribunales. Inglaterra acordó a cambio pagar 3 millones de libras esterlinas de indemnización para la rehabilitación, y concedió la amnistía y la repatriación a los soldados bóers que prometieran su lealtad al monarca británico.
Como resultado de la guerra los ingleses perdieron unos 28.000 hombres y los bóers unos 4.000, así como unos 20.000 civiles que murieron de enfermedades en campos de concentración.
El Tratado de Vereeniging llevó la paz y la unificación política a Sudáfrica, pero no eliminó las causas subyacentes que iniciaron el conflicto. Incluso después del establecimiento de la Unión Sudafricana en 1910, los bóers se mantuvieron durante mucho tiempo cultural y socialmente a un lado, hasta la década de 1940.